Era inevitable.
Desde el nacimiento de la Historia, desde que tenemos documentos que revelan el pensamiento y las inquietudes de la humanidad, hay varios temas que tratan de resolver o explicar las distintas civilizaciones y culturas. No voy a tratar ninguno que no sea el objeto de la presente entrada, así que íré al grano.
¿Para qué venimos al mundo?. ¿Somos seres que comemos, defecamos, nos morimos y nos podrimos?. ¿Cuál es el sentido de la vida?. Teólogos, filósofos, locos, científicos, charlatanes, profetas, timadores, todos ellos trataron de exponer sus ideas al respecto para satisfacer sus ambiciones de poder, de reconocimiento, de riquezas, de egos, o para poder salir por la tele y tener sus dos minutos de gloria.
He comprobado científicamente (que se jodan los teólogos y filósofos) la justificación de la existencia de todos mis antepasados, por qué existieron, por qué vinieron al mundo, por qué lucharon y se desarrollaron, por qué inventaron el fuego, la rueda, la escritura, las religiones, internet, los blogs... Y es tan simple.
Tan simple que parece que no pueda ser la respuesta. Tantos años, tantos siglos y nos seguíamos preguntando ¿Qué pollas pinto yo aquí?. ¿Por qué tenía que emparejarme?, ¿Por qué existieron los antepasados de mi esposa?. Si seguimos la cadena, llegamos a los orígenes de la humanidad, ¿por qué una pareja de homínidos tuvo una anomalía genética en su descendencia que originó la raza humana?. ¿El azar, el destino, la selección natural?... no es la pregunta que pretendo resolver.
Ese tema lo dejo a los teólogos, filósofos, etc, ya mencionados. Como repito, he comprobado, he constatado EL RESULTADO, el por qué de tantos desvelos y giros, tantos encuentros fortuitos y alejados en el tiempo que han desembocado en un hecho indiscutible y que por sí solo explica EL SENTIDO DE LA VIDA.
Ya lo llamé Jesús en su día, y ahora, lo llamo Rubén.
Ha nacido, el 21 de Septiembre de 2010, el cúlmen de la cadena evolutiva, el hecho, hecho ser, que justifica mi existencia, la de mi pareja y por ende, la de todos nuestros antepasados. Rubén.
Es tan simple, que aún habrá quienes digan que a Rubén le sucederán, que no es el fin de la cadena. Claro, pero sí es MI fin, mis dos hijos son el por qué vine yo al mundo, todo lo que tengo que hacer es procurarles bienestar y que me sobrevivan. Por eso estudié, por eso trabajé, por eso he de seguir trabajando, no para comparme un coche o irme de viaje, que no está mal, sino para garantizar su supervivencia.
Me apena profundamente la gente que DECIDE no tener hijos. Rompen con los desvelos de todos sus antepasados, tantos esfuerzos, quién sabe si alguna gran guerra con miles de víctimas, desaprovechados por el EGOÍSMO de no tener "ataduras", de irse de viaje o comprarse una casa el doble de grande.
Bienvenido Rubén, come, duerme, crece y conquista el mundo. ¿O es que pensabas que la vida era comer y cagar?.
Para cuando seas el Rey del Mundo, recuerda hijo mío, que aquí sí trabajé a comisión.