sábado, 9 de octubre de 2010

Ya está aquí.

  

  Era inevitable.

    Desde el nacimiento de la Historia, desde que tenemos documentos que revelan el pensamiento y las inquietudes de la humanidad, hay varios temas que tratan de resolver o explicar  las distintas civilizaciones y culturas. No voy a tratar ninguno que no sea el objeto de la presente entrada, así que íré al grano.

    ¿Para qué venimos al mundo?. ¿Somos seres que comemos, defecamos, nos morimos y nos podrimos?. ¿Cuál es el sentido de la vida?. Teólogos, filósofos, locos, científicos, charlatanes, profetas, timadores, todos ellos trataron de exponer sus ideas al respecto para satisfacer sus ambiciones de poder, de reconocimiento, de riquezas, de egos, o para poder salir por la tele y tener sus dos minutos de gloria.

   He comprobado científicamente (que se jodan los teólogos y filósofos) la justificación de la existencia de todos mis antepasados, por qué existieron,  por qué vinieron al mundo, por qué lucharon y se desarrollaron, por qué inventaron el fuego, la rueda, la escritura, las religiones, internet, los blogs...  Y es tan simple.

    Tan simple que parece que no pueda ser la respuesta. Tantos años, tantos siglos y nos seguíamos preguntando ¿Qué pollas pinto yo aquí?. ¿Por qué tenía que emparejarme?, ¿Por qué existieron los antepasados de mi esposa?. Si seguimos la cadena, llegamos a los orígenes de la humanidad, ¿por qué una pareja de homínidos tuvo una anomalía genética en su descendencia que originó la raza humana?. ¿El azar, el destino, la selección natural?... no es la pregunta que pretendo resolver.

    Ese tema lo dejo a los teólogos, filósofos, etc, ya mencionados. Como repito, he comprobado, he constatado EL RESULTADO, el por qué de tantos desvelos y giros, tantos encuentros fortuitos y alejados en el tiempo que han desembocado en un hecho indiscutible y que por sí solo explica EL SENTIDO DE LA VIDA.

   Ya lo llamé Jesús en su día, y ahora, lo llamo Rubén.

   Ha nacido, el 21 de Septiembre de 2010, el cúlmen de la cadena evolutiva, el hecho, hecho ser, que justifica mi existencia, la de mi pareja y por ende, la de todos nuestros antepasados. Rubén.


   Es tan simple, que aún habrá quienes digan que a Rubén le sucederán, que no es el fin de la cadena. Claro, pero sí es MI fin, mis dos hijos son el por qué vine yo al mundo, todo lo que tengo que hacer es procurarles bienestar y que me sobrevivan. Por eso estudié, por eso trabajé, por eso he de seguir trabajando, no para comparme un coche o irme de viaje, que no está mal, sino para garantizar su supervivencia.

   Me apena profundamente la gente que DECIDE no tener hijos. Rompen con los desvelos de todos sus antepasados, tantos esfuerzos, quién sabe si alguna gran guerra con miles de víctimas, desaprovechados por el EGOÍSMO de no tener "ataduras", de irse de viaje o comprarse una casa el doble de grande.

   Bienvenido Rubén, come, duerme, crece y conquista el mundo. ¿O es que pensabas que la vida era comer y cagar?.

   Para cuando seas el Rey del Mundo, recuerda hijo mío, que aquí sí trabajé a comisión.


martes, 5 de octubre de 2010

Pseudo-medieval

      

    Este verano, como en todos los pueblos de esta España nuestra, o al menos, como en todos los que merecen la pena, hemos aprovechado para poder sacar nuestros "hierros" en el típico pasacalles de las fiestas. Y surgió la idea de aprovechar dicha fiesta para vestir al nene.

Nada y menos es lo mismo, pero, es una ocasión de vestirnos y de presentar a la nueva incorporación a la mesnada.

Como disponía de tiempo libre me dediqué, por gusto, a hacerle un manto de obispo para mi chavea de dos años. Al terminarlo, y como lo vió un amiguillo, me comprometí a hacerle otro, por gusto. Y para meter al Señor P en el mundillo de la recreación medieval, pensé regalarle otro también, claro, por gusto.
¿Recordáis la chaqueta de cuero que mostraba en las fotos de la Medieval Experience I?. Pues nada, la aproveché para hacerle un juboncillo  (de cuero auténtico, por tanto) y vestirlo "de vikingo". (Gracias mamá por la parte de costura). Con galvanizado del 8, y estilo 4 en1, le confeccioné un manto de obispo y la malla que le asoma por las mangas y abertura lateral del jubón, para simular que viste cota de malla bajo el mismo.

Y con un casco de plástico de disfraces de carnaval tuneado, es decir, pintado y remodelada la visera, creé un casco vikingo del tipo "St. Wenceslao"   (con anteojos y orejeras) sin que sobrase nada de la visera original (olé ahí la ecología, el reciclaje, la visión espacial hiperdesarrollada, y las buenas manos con las tijeras). 

 

Un escudo del "Carreful" tuneado (pintado) y una lanza de la misma tienda de disfraces que el casco, con el estandarte que me hice para la Medieval Experience III y tachán, el más valeroso y despiadado vikingo de dos años. Börjn Turráigelson. (Para los menos avispados, hago notar el "juego de palabras", del inglés.- "Born to rise Hell" y el "son" o "hijo de").

Como siempre, al Señor JA le surgió algo y la plaza, y vestimenta preparada para el Señor P, que tampoco asistió, la acaparó mi hermano (Señor A), es decir, mi túnica, casco y el manto de obispo que le hice al Señor P. Por tanto, la plantilla quedó formada por Bravejart o espontáneo que se nos unió porque iba solo (por supuesto, y como recordaréis, al ser en un pueblo, primo mío), el Señor A, Señor J, osea yo, estrenando gambesón y con la cofia remodelada y acolchada con cuero que sobró de la chaqueta (más que nada que se me quedaban tatuados los anillos en la frente,el  Señor JUA que iba de "hobit explorador" (por la capa) y el manto de obispo que hice para un chaval de 11 años (que apenas se le vé), y a su "clon", el Señor B, el único con equipación completa. Y como no, en el centro, presidiendo mi máquina de amatá asesina, el Señor Mini-J.

(La calidad de la foto es "cutre" pues está tomada de una foto impresa, no es de mi cámara)


(Trofeo conseguido por participar)

Esta foto, ha sido claramente retocada, ya que todos íban con chanclas de cuero menos yo que iba de nazi-medieval con mis botas militares(el calzado urge adecuarlo, sí). Y para los más puristas, sí, el banderín que llevo es la bandera de Venecia, recuerdo del viaje de novios. (Pero da un pego que lo flipas.) La perilla también es auténtica, únicamente formaba parte de la caracterización, tras tres semanas sin afeitarme, no sobrevivió a aquella noche.

Y ya para terminar, esta vez, por fin, sí que no hay motivos para que diga aquello de "no voy a comisión, lo juro".